domingo, 1 de septiembre de 2013

No...

Lunes 4 de marzo.

Esto es una pesadilla, un sueño terrible... No, no puede ser! En cualquier momento voy a despertar, esto no está sucediendo. 


Lamentablemente no era un mal sueño, todo era real, se fue y yo me quedé aquí con éste gran dolor, con éste vacío que me provoca su ausencia, el no verle sonreír; por el contrario, está como dormido, tan lindo como siempre pero ahí, frente a mí...su cuerpo inerte, como aquella vez que llegué de sorpresa a su casa y lo encontré recostado en su cama.

No puede ser! repetí una y mil veces, el dolor no era físico, no se adormecía con ningún analgésico, era un dolor mucho más fuerte, más intenso y más profundo que con palabras es imposible describir y no hay medicina que lo adormezca..

Aún me pregunto de dónde saqué fuerza para sobrevivir, aquella niña (que era alérgica a muchas cosas empezando por la tierra, quién con el simple roce de una planta se llenaba de ronchitas en la piel) estaba pasando por la prueba más grande de su vida hasta el momento. 

Tal vez no era la primera y lamentablemente no sería la última pero, era mi pérdida, mi tristeza, mi desconsuelo, mi pesar...  Era él...y era yo!
                                                                                                                                                                                                                                                                                                             



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